¡Bienvenid@!

Como encarnación de la conciencia, tenemos la posibilidad y responsabilidad de cooperar para hacer del planeta tierra un lugar de realización de la vida en todas sus manifestaciones. Esto será posible solamente a través del consenso. El momento histórico parece requerir de un salto evolutivo en la gestión de consensos, ideas y acuerdos colectivos que se sostengan al mismo tiempo sobre la elección consciente de cada individuo.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Sanación, 15 años después



Ernesto es, como muchos en esta parte del mundo, amante del fútbol  Pero no es amante porque le gusta verlo. A el le gusta hacerle el amor a la pelota, en compañía de otras 21 personas y disfrutar en cada corrida para en alguna de ellas acabar en un gol.
Supo, en su juventud, jugar de 11 en el club Talleres de Remedios de Escalada para dedicarse finalmente a su profesión de electrónico…
El día 12-07-94 se partió una escalera en la que estaba subido trabajando y le quedó uno de los largueros clavado en su cadera derecha. Con un pedazo de escalera de 1 mt. de largo clavado como una espada lo llevaron al hospital.
Luego de 3 meses de internación tuvo que adaptarse a una nueva realidad: no podía mover la pierna cómo antes de la caída y había una infección crónica en la zona. A lo largo de dos años pasó por 4 operaciones sin mayores cambios. Le dolía, supuestamente a causa de la infección. Cada tanto aparecía un absceso y salía una astillita. Sucesivamente visitó médicos buscando una oportunidad de sanarse. Y cada vez se encontró con una frustración. La última fue en el Hospital Británico. Estuvo dos meses internado y tras una operación, la sexta, adonde le hicieron una incisión  de más de 70 cms de largo que incluyo parte del tórax, concluyeron que había que extirparle el psoas derecho. El médico que lo tendría que operar le dijo “ y sin el más o menos las caderas se sostienen” y eso lo paró.
Un poco por desesperación pero mucho más por fe aceptó ir a visitar a un médico mapuche, Máximo. El 12-07 09, quince años después de aquella caída Máximo lo escuchó y luego hizo unas manipulaciones. Dijo: “si esto da resultado en 15 días te vas a dar cuenta”.
2 semanas después de ver a Máximo, Ernesto se empezó a sentir mal,  estaba arrepentido de haber ido “Qué me habrá hecho éste” pensaba. Le había salido una dureza en la zona, como si fuera uno de los granos de pus que solían salir junto con las astillitas.
La mañana del día 21, casualmente el 1-08-09, día de la Pachamama, al levantarse sintió que algo caía. Era la “astillita” de madera que había estado en su pierna durante 15 años y 3 semanas. Como verán en la foto, es un pedazo de madera de 125 mm de largo. Dos días después, la herida que supuró pus durante años se cerró y la movilidad de su pierna se empezó a recuperar.
La madera permanece, junto a Ceferino, en recuerdo de Máximo y todos aquellos y aquellas que hacen lo que pueden por hacer un mundo mejor. Y hace unos días Ernesto pudo volver a jugar al futbol, ahora y por primera vez con sus hijos, para sentir nuevamente ese amor que es parte de lo mismo que lo hizo creer en que se podía sanar..
Hasta pronto....

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