Una ventana es algo elemental en un edificio y debe tener vidrio. El vidrio será espejado para ahorrar en energía al climatizarlo. Muchos pájaros al chocar contra el vidrio van al suelo y serán víctimas de la caída, o de aplastamiento: los ojos de la ciudad no están adaptados para ver un pájaro caído y acaso desmayado por el golpe. Pero hay excepciones. Boris, un alma sensible vio algo raro en el suelo de la ciudad y se agachó a recogerlo: un colibrí. Y por las dudas lo levantó en un papelito para no pasarle su olor y que no lo rechazaran luego los suyos. Tan solo unos minutos después el colibrí se recuperó y se fue. No sabemos más de él solamente lo que el encargado del edificio aseguro: que frecuentemente allí caían pájaros víctimas de choques con los vidrios.
La mitología guaraní dice que su dios pudo nacer gracias a un colibrí que le dio agua del rocío para que no sucumbiera en sus primeros momentos.
Boris devolvió un poquito de aquel favor. ¡Gracias!