¡Bienvenid@!

Como encarnación de la conciencia, tenemos la posibilidad y responsabilidad de cooperar para hacer del planeta tierra un lugar de realización de la vida en todas sus manifestaciones. Esto será posible solamente a través del consenso. El momento histórico parece requerir de un salto evolutivo en la gestión de consensos, ideas y acuerdos colectivos que se sostengan al mismo tiempo sobre la elección consciente de cada individuo.


domingo, 26 de diciembre de 2010

Sensaciones frente al cambio climático

Nuevamente encuentro rajada la tierra en la llanura pampeana. Es la tercera vez en mi vida que veo esto: la primera fue en los 70, la segunda en 2008 después de un montón de meses sin lluvia y esta es la tercera. En esta ocasión ha estado lloviendo: 10 mm un día, otros 10 mm cuatro o cinco días después y así, pero a pesar de todo la tierra se ha rajado como se puede ver en la foto.


Entretanto, en el huerto Fukuoka un girasol ha florecido y varias espigas de trigo madurado. Sin ser regadas, las semillas que pusimos el 18 de septiembre muestran algunos resultados. Riego cero ha sido la consigna para ver lo que la tierra puede con “una pequeña ayudita de mis amigos” como dirían los Beatles. Hemos tenido acelga, espinaca, rúcula y leghuga. Y pronto habrá choclos también y algunas legumbres.

Entretanto los gobiernos seguirán sin ponerse de acuerdo, sea en Cancún, Copenhage o Lomas de Mariló, para hacer algo serio a fin de moderar el cambio climático que hace tiempo está entre nosotros. Por mi parte trataré de ponerme de acuerdo con mis vecinos para ver si dejan de regar el jardín y quemar el pasto.

Hasta pronto.

Jorge

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sobre consensos y mayorías

Es tradicional creer que cuando decimos “las cosas se deciden democráticamente” pensemos en votar. Y no siempre apresurarse a este paso es lo mejor. La votación es una de tantas posibilidades para lograr acuerdos y en la etapa de desarrollo de soluciones suele resultar obturadora para la búsqueda de alternativas.

Asimismo hay deciciones adonde la mayoría no implica lo mejor: no es buena solución que un equipo de futbol siga la línea de juego que prefieren seis de sus integrantes porque son once -o más ai contamos los que quedan fuera de la cancha y también son necesarios para su funcionamiento- y podría además ocurrir que quedara atrapado en una lucha de poderes y terminara no jugando a nada. Así que atenti, no zambullirse en las votaciones antes de tiempo y sin considerar sí este es el mejor modo de alcanzar acuerdos convenientes.



Jorge

martes, 7 de septiembre de 2010

Energía, población y consumo

En una entrada anterior, hice referencia a la ecología profunda y a la plataforma de ocho puntos de Naess. En su cuarto ítem propone que “el florecimiento de la vida y de las culturas humanas es compatible con una población humana sustancialmente más pequeña. El florecimiento de la vida no-humana requiere una población humana más pequeña.”

Cuando Naess hizo está propuesta la población mundial era aproximadamente la mitad de la de hoy. Y hoy se ve claramente el efecto de la actividad humana en el clima y avizoramos cambios mayúsculos para los próximos años. Estos cambios impactarán sobre la vida de todos.

En las recientes cumbres por el medioambiente (Copenhage 2009 por ejemplo) quedó clara la discusión. El impacto de la gente sobre el medioambiente está relacionado con el consumo. Si comparamos el consumo de distintos modos de vida las diferencias son sustanciales. El impacto de un habitante medio del primer mundo es treinta veces mayor al de un habitante medio de un país del África subsahariana. En nuestro país como en el resto de los países “en desarrollo” la situación es intermedia pero si seguimos las mediciones –hay varias con distintas metodologías- de huella ecológica (www.footprintnetwork.org) el modo de vida promedio de los argentinos requeriría más de dos planetas tierra para ser viable para toda la humanidad.

Naess estaba solamente en parte en lo cierto. Su cuarto punto no es válido ya que hay muchos modos alternativos de vivir que hacen viable el planeta para más población.

En nuestro país la brecha de consumo entre distintos estratos de la población es enorme, o sea que aquí mismo tenemos ejemplos de cómo se puede vivir de forma sustentable.

Hemos llegado al momento en que la discusión sobre nuestro modo de vivir es imprescindible. Al mismo tiempo la mejor manera de ejercer la soberanía sobre nosotros mismos será el ejercicio de lo que pensamos. Sin esa praxis lo demás no sirve de nada. Y ese ejercicio debe además ser hecho en convivencia, porque será un recurso para la convivencia: convivencia entre los seres humanos y convivencia imprescindible con el resto de la vida del planeta.

Hagámoslo.

Jorge

sábado, 14 de agosto de 2010

Consenso, coherencia y esperanza

Hace cincuenta años aproximadamente el filósofo noruego Arne Naess desarrolló el concepto de Ecología Profunda. Esta se diferencia de la no profunda por enfocar no ya la protección del ambiente y las especies amenazadas sino a la misma humanidad como parte del ambiente y buscar el compromiso por los cambios de ésta, políticos, sociales, económicos –en resumen culturales- y que impactan en las relaciones de los seres humanos con los demás seres vivos, entre sí y consigo mismos. Con otros pensadores consensuaron una plataforma de ocho puntos que empezaba así:

1 - El florecimiento y el bienestar de la vida humana y no-humana en la Tierra poseen un valor por sí mismos (sinónimos: valor intrínseco, valor inherente). Estos valores no dependen de la utilidad del mundo no-humano para los objetivos humanos.

2 - La riqueza y la diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos valores y constituyen además valores por sí mismas.
3 - Los seres humanos no tienen derecho a reducir esta riqueza y diversidad excepto para satisfacer necesidades vitales.

El texto completo puede obtenerse con facilidad. Un link posible es http://www.sangay.org/naess2.html . El último punto llama a la coherencia y la acción directa:

8 - Aquellos que suscriben los puntos anteriores tienen directamente o indirectamente una obligación de intentar implementar los cambios necesarios.


Con un grupo de compañeras y compañeros estamos finalizando un año del Tramo de Formación Superior Pedagógica para Profesionales y/o Técnicos de Nivel Superior en el ISFD N° 34 “Prof. Héctor J. Medici” sito en Ciudad Jardín. Ha sido una rica experiencia en cuanto ejercicio del consenso y la construcción de pensamientos e ideas comunes. Esto ha sido impulsado por los profesores y sintonizado por los que cursamos. En particular en nuestro grupo hemos intentado hacer nuestra praxis sobre la toma de decisiones desde una matriz democrática consensual. Hemos fomentado la participación hasta donde nuestros egos nos lo han permitido por lo menos. Ha sido un camino que nos ha permitido construirnos como responsables y esto es absolutamente relevante para nuestra práctica posterior como docentes de docentes.

La esperanza nos asiste. El maestro Paulo Freire nos mostró el camino, somos responsables por la gestión de los cambios. Pensando globalmente y actuando localmente. Y lo local remite a lo próximo: nosotros mismos y quienes nos acompañan en cada momento. Y es un camino que debe ser hecho “con amor y con rabia”, como dice Paulo. Vean una buena entrevista a él en http://nostan.blogcindario.com/2006/10/00057-de-la-pedagodia-del-oprimido-a-la-pedagogia-de-la-esperanza.html .

Hemos concluido un año de tarea. Nos quedan los blogs y los aprendizajes como bases para seguir en el camino, transformándonos para transformar al mundo en algo factible para nuestros hijos.

Gracias a todos y todas las que me han acompañado. Hasta pronto.

Jorge

domingo, 1 de agosto de 2010

Sobre libertad e independencia

Hace unos días, recibí un lindo problema de parte de mi querido compañero Carlos Lombardo. En su envío Carlos se preguntaba si…”nuestras decisiones son libres o siempre están condicionadas por el entorno y los preconceptos”.

Respecto de esto creo que este “problema”, tiene que ver con el concepto de libertad y no se puede resolver en cuestión de segundos.

Nuestro lenguaje, nuestro idioma, se va construyendo a partir de nuestras creencias. Y entonces hay zonas adonde parece que las palabras no alcanzan o su significado se queda chueco. Cuando en 1975 decidí no seguir estudiando electrónica, hubo algo de esto. Y claramente el concepto de libertad como lo vemos en la escuela, es uno que hay que revisar. Como el de independencia. En los últimos años la mayoría de mis “gurús” han sido biólogos. Biólogos que de algún modo se han dedicado a otras disciplinas como Gregory Bateson, Humberto Maturana y Masanobu Fukuoka. Creo que no es casual. En la naturaleza el concepto de independencia es algo extraño ya que todos los seres vivos incluyendo el sustrato que nos sostiene, que habitualmente llamamos planeta, dependemos los unos de los otros y eso se llamaría interdependencia. Pero en nuestra organización social que hoy llamamos occidente, desde hace 5000 años hemos ido construyendo la idea de que existe la posibilidad de ser independientes. Y no es que no sea cierto sino que no lo es fuera de contexto. Si la libertad se limita por la libertad de los otros, esos otros deben incluir tanto a las generaciones futuras como a los otros otros que habitan el planeta. Y sin los cuales no existiríamos. También está claro que si llevamos este pensamiento a un extremo, como no se puede no influir o no interactuar, la solución debe integrar las necesidades de todos, incluyendo la de comernos y ser comidos…

En fin, no tendremos respuestas pero acaso podamos aclarar las preguntas.

Jorge

sábado, 24 de julio de 2010

Responsabilidad por el desarrollo

Desarrollo es una palabra con muchos aspectos por atender: desarrollo de los niños que cuidamos con el mejor amor que como padres y madres podemos darles y que no alcanza; desarrollo de la niñez y juventud que como sociedad no estamos muy dispuestos a atender –más allá de los esfuerzos de Unicef y Cia- y que en muchos lugares del mundo son quienes soportan los mayores efectos negativos de las crisis; desarrollo de los países que generalmente se confunde con lo que los economistas llaman Producto Bruto Interno. Ya Schumacher contaba en “lo pequeño es hermoso” sobre como el concepto de bienestar es visto de formas muy diferentes en otras culturas. Más recientemente Max-neef, Elizalde y Hoppenhayn han propuesto ideas interesantes en su documento “Desarrollo a escala humana” (es fácil de encontrar en la red, un sitio posible es www.max-neef.cl), que van en línea con lo que Thomas Berry llamó Biocracia.

Nuestra responsabilidad, especialmente de los mayores, es de cooperar para la transformación. La cultura del derroche no se cambia de un día para otro, implica poner en marcha múltiples iniciativas que van por el camino de las tecnologías apropiadas y que deben fomentar la inclusión, la diversidad y establecer bases para la convivencia entre las mujeres y hombres de todo el planeta y con las demás especies que lo habitan.

Es en esos términos que realizamos la apelación al consenso. No es por subestimar el conflicto sino porque el planeta lo habitamos y construimos entre todos. Para bien o para mal. Los humanos como conciencia debiéramos hacer otras cosas. No más cosas sino otras, entre las que se incluye el no hacer. El no hacer, en tanto meditación, es uno de los principales instrumentos para el cambio interior.

Entre los hacer que es necesario que recategoricemos seguramente se encuentran el compartir y la capacidad de vivir disfrutando el momento. Otros están relacionados con la preservación de la vida natural. Técnicas como las de Fukuoka y Mollison para el cultivo son una excelente manera de cultivarse simultáneamente y a la vez cultivar relaciones. Iniciativas como las de Vananda Shiva con sus bancos de semillas son parte de los mismo. Es ella quien propone el concepto de Democracia de la Tierra. Comparto sus 10 preceptos:

  1. Democracia ecológica frente al saqueo centrado en el interés privado
  2. Valor en sí mismo de todas las especies y personas, en lugar de valor de acuerdo con la posibilidad de ganancia privada
  3. Diversidad en la naturaleza y la Cultura en lugar de homogenización y destrucción de culturas y ecosistemas efectuada por el capitalismo globalizado
  4. Derecho natural a la sostenibilidad de los miembros de la comunidad de la tierra en vez del límite y enclaustramiento de los bienes de subsistencia básica por parte de la razón capitalista de ganancia privada
  5. La economía de la tierra se basa en la democracia económica y la economía viviente que posibilite la diversidad, la sostenibilidad y la pluralidad y no en los monopolios económicos transnacionales y las burocracias transnacionales.
  6. Las economías vivientes se construyen en economías locales en las que se deciden necesidades locales
  7. Democracias vivas basadas en la inclusión y la diversidad con las decisiones hechas a nivel local en las comunidades y la delegación para arriba solo con la aprobación desde abajo
  8. Conocimiento vivo hecho por las comunidades en contacto con sus necesidades. Ninguna persona o corporación podrá apropiarse o monopolizar la cultura construida colectivamente.
  9. Balance entre derechos y responsabilidades o la situación de decisión por parte de los que van a ser directamente afectados.
  10. Globalizar la paz, el cuidado y la compasión en vez de la lógica de competencia y del conflicto.

Ahora, construir esto es tarea de todos los días, momento a momento y se puede disfrutar con ello. Y eso me permite acercarme a y descubrir nuevas dimensiones de mí mismo y de los otros. En ese acto celebramos la existencia o, como decía Eladia Blázquez honramos la vida. Hasta pronto.

Jorge

miércoles, 7 de julio de 2010

Naturaleza y conciencia

Por lo menos desde el siglo XVII, occidente se mueve a partir del “pienso, luego existo” que René Descartes plasmó en su Discurso del método. La existencia parece, está condicionada por la previa situación de pensar, o sea que hay una mente que preexiste… No es casual que nuestra forma de vida se base tan fuertemente en la falta de contacto profundo: consigo mismo (con el self dirían los angloparlantes), con los otros de nuestra misma especie, con otros de otras especies y con el planeta y el cosmos. No voy a decir que el individualismo salió de allí pero esta falta de contacto es una condición impulsora importante de él. La falta de contacto nos lleva a estar fuera de nosotros como estándar del ser y el-hombre-como-encarnación-del-pensamiento se convirtió en dios. Como parece que la categoría dios es diferente de naturaleza ergo el hombre se transformó en algo fuera de la naturaleza. Esto ni siquiera Darwin llegó a ponerlo en su lugar y hoy sigo encontrando gente que clasifica a los seres vivos en diferentes reinos y no incluye a la especie homo sapiens entre los animales !?. Hasta aquí llega este proceso de desnaturalización: para saber si hace frío o calor tenemos que saber la temperatura, para saber si hay que comer tenemos que mirar la hora, para saber qué comer hay que ir a la nutricionista, estamos enfermos o sanos si lo dice el médico…

El estar en el pensamiento ha ido en detrimento de nuestro contacto con lo que nos constituye como seres vivos, animales y humanos. Poder sentirnos y comportarnos de forma humana debería tener como requisito el poder comportarse como alguna de las categorías que lo incluyen o sea animal, ser vivo, etc. Hay que reconstruir caminos de acceso al sí mismo. Los Jaivas titularon una de sus canciones “viaje al interior del espíritu” y es ese el camino que tenemos que recorrer. No será un camino corto ni fácil, y tampoco será solitario ya que habrá que hacerlo con otros en la conciencia de estar andando una senda correcta y perdurable. La naturaleza nos espera y la conciencia que encarnamos es parte de ella. Devolvámosla.

Jorge

viernes, 25 de junio de 2010

El papel del consenso ante los cambios globales

Me pregunté como sería vivir con una matriz energética no “derrochadora”. Afortunadamente no fui el primero y pude encontrar gente que ya estaba transitando ese camino. El movimiento de ecovillas algo ha experimentado en todos los años que lleva de vida y nos encontramos un día recorriendo Gaia en Navarro (www.gaia.org.ar). Después de ver un poco la tecnología aplicada y ante la pregunta sobre que era lo más difícil de vivir en una propuesta de ese tipo, Gustavo Ramirez dijo algo así como “lo más difícil es el trabajo interior que hay que hacer. No es fácil estar con uno mismo todo el tiempo y de esta manera”.

Tampoco va a ser fácil convivir si cuando alguien deja una luz encendida o una canilla o ventana abierta eso termina perjudicando seriamente y de forma tangible e inmediata a todos. Y estas son las cosas que me pasan todos los días en mi casa y generan discusiones, peleas y desencantos. ¿Cómo hacer para mejorar esto? Y ahí decidí continuar y profundizar una búsqueda que tiene que ver con el consenso. La mayoría de la bibliografía sobre consenso remite al consenso de Washington o alguna otra forma de las naciones poderosas de ponerse de acuerdo para no molestarse tanto, aunque sea a costa del sufrimiento de los no poderosos. Una especie de “entre bueyes no hay cornadas”. Pero no encontré mucho que hablara de cómo hacen dos personas para ponerse de acuerdo en algo. O en todo caso lo que encontré sobre esto tenía que ver con liderazgo y con el poder, y cuando no el autoritarismo, metido en el medio.

Poco a poco me convencí que el cambio global respecto de la matriz energética y de los efectos del calentamiento global representará un desafío extraordinario a nuestra capacidad, como seres conscientes, de lograr consensos. Y me parece además que esto además de una amenaza puede ser transformado en una oportunidad: la oportunidad de gestar una manera distinta de relacionarnos. Afortunadamente también pude ver que ya hay otros yendo por ese camino, pero eso es otra historia.

Jorge

Una vista de casas en la ecovilla Gaia y un interior de ellas.









lunes, 21 de junio de 2010

Las generaciones del derroche

Las personas nacidas durante el siglo XX seremos recordadas, si es que la especie humana perdura, como las generaciones del derroche de energía. El gasto de la mayoría de las reservas de petróleo conocidas del planeta acaecida durante los últimos 100 años ha hecho posible la generación de una gran variedad de objetos tecnológicos que utilizamos sin "censura previa".
Para mis abuelos, todos ellos nacidos durante la última década del S XIX, la medida que diferenciaba a una familia con la vida difícil de las demás era tener un caballo. La fuerza de un caballo hacía posible las tareas del campo y de transporte y movimiento de materiales. Esto, obviamente, en dimensiones no muy grandes ya que un caballo no aplica a muchas hectáreas de terreno. O sea que tener instalado "un caballo de fuerza" era una potencia que hacía la vida más sencilla para una familia y la eximia de permaneder en la pobreza.
Ahora, ¿qué potencia tenemos instalada en una casa tipo?. Los electrodomesticos suman por lo general y siempre y cuando no haya equipos de aireacondicionado, alrededor de diez caballos de fuerza. Esto incluyendo la iluminación. O sea que allí ya multiplicamos por diez, en una cuenta de Argentina y sin pensar en casas demasiado lujosas. No sumo la energía de la cocina porque en la cuenta de mis abuelos ella tampoco estaba diferenciada. Si a esto que ya de por sí es bastante fuerte, le sumamos un auto chico, pasaremos enseguida a ¡sesenta caballos de fuerza!. Y nada de pensar en autos deportivos o cuatro por cuatro... O sea que cabe imaginarnos que cada vez que salimos en el auto a hacer las compras estamos en un carro con una o más manadas de animales de tiro como tractores. Aquí es donde el contraste surge con claridad: de un caballo para trabajar la tierra y transportar productos hemos pasado como aspiración a sesenta como estándar de vida con el agravante que en la mayoría de los casos no producirán nada a cambio salvo el ahorro de algunas caminatas.
Esto es posible por nuestra costumbre de utilizar sin "censura previa" recursos minerales que serán extrañados seguramente por las futuras generaciones.