Hoy volvimos a Mainumby. Y el barrio no deja de
sorprendernos, a aquel día de febrero, inaugural, en que terminamos en la policía
porque un grupo de vecinos nos tomó por ocupas, hoy nos encontramos con que
faltaban dos palos que no habrán sido sacados tan fácilmente ya que bastante nos
costó ponerlos. Y siguen paso a paso llevándose parte del eucalipto caído por
la tormenta del 4 de abril.
No obstante hoy, un día que despertó como si fuera Londres,
brumoso, terminamos la primera fase del pilar de la luz y asentamos los postes
como para en la próxima empezar a poner el alambrado. Y aparecieron Fernando,
Karina, Liliana y Gerardo con sus hijos para ayudar y así es más fácil. Por allá
lipo y Alu estaban dele darle al pisón y por el otro lado Gerardo con Julian se
le arrimaban. Mientras, Lili se asombraba como un líquido oscuro oficiaba de
afloja óxido y despacito se recuperó una docena de torniquetes que estaban
oxidados desde hacía 40 años. La cocacola que sobró se la llevó de regalo pero
dudamos que después de ver como aflojó el óxido se la tome…
Mientras hacíamos todo esto los teros, las calandrias y otros pájaros hacían sus ritos de apareamiento y selección de lugares para anidar...
Originalmente no habíamos pensado en alambrar pero cuando
nos dimos cuenta que las vacas no nos dejarían nada en pie, decidimos que era
el paso adecuado. Y ahora el plan es empezar la huerta en la próxima minga
hacia fin de mes y a la vez plantar unos árboles: unos sauces criollos de
transplante y muchos otros de semilla apelando a las enseñanzas de Fukuoka y
Clarisa Pinkola Estés.
A los recién llegados, nos pueden seguir en www.facebook.com/mainumbymoreno
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Hasta pronto.
Jorge
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